¿Qué será del libro en la era digital?
El libro resiste bien el paso al formato digital. Lo que más está cambiando es el modo de venderlo y editarlo.
Más vale no decir “revolución digital” con respecto a los libros. No solo porque es una expresión manida; también porque en el caso del libro la cosa no es para tanto.
Los libros electrónicos no han empequeñecido el mercado, pero tampoco lo han hecho más grande en términos económicos. Solo en Estados Unidos hubo un descenso apreciable (–4%) de las ventas totales de 2009 a 2012: la causa fue que los libros digitales son más baratos; pero desde el año pasado su expansión aumenta la tarta. Además, son más rentables, de modo que las cinco grandes editoriales de Estados Unidos –menos Hachette– vieron subir sus márgenes de beneficios de 2010 a2013.
El libro no se “desempaqueta”
Ya pocos predicen el fin del libro impreso o su reducción a producto marginal. ¿Qué tiene de peculiar, frente a otros productos que han acusado claramente el embate de Internet y la digitalización?
Pero los libros no se pueden “desempaquetar”. En formato digital son más baratos, pero la experiencia no es igual, al contrario de una canción fuera de un disco o una película fuera de una cadena; la noticia en Internet puede incluso ser más vistosa que en papel. No morirá el libro impreso, dice el jefe del departamento de Kindle en Amazon, Russell Grandinetti, porque es “una tecnología realmente competitiva: es portátil, resistente, de alta resolución, y no se le acaba la batería”.
Edición sin editorial
De todas formas, el avance digital cambia mucho el mercado del libro, señala The Economist. Primero, la forma de venderlo, cosa que es mérito, ante todo, de Amazon. Esto es malo para las librerías tradicionales. Pero las desdichas de este gremio empezaron antes, con las cadenas y grandes superficies. Tampoco pueden competir en la venta de libros electrónicos. Sin embargo, la misma Amazon les ofrece una ventana al público, al permitirles vender libros impresos en su tienda en Internet, como hace también con detallistas de otros artículos.
Cambia además el modo de editar. Pues con el libro electrónico, lo que hace una editorial sí se puede “desempaquetar”: seleccionar originales, sugerir mejoras al autor, financiarle el trabajo, preparar y corregir pruebas, producir ejemplares, mantener la provisión en almacén, colocarlos en los puntos de venta, hacer promoción comercial..
De hecho, el formato digital ha permitido un gran aumento de la autoedición. En 2012, unos 400.000 ISBN adjudicados en Estados Unidos –casi uno de cada cuatro– fueron para obras autoeditadas. Según Nielsen, de ese tipo era uno de cada cinco libros electrónicos vendidos en Gran Bretaña el año pasado. Esa es la principal fórmula de “desempaquetado”. El autor puede obtener capital para escribir del público, en vez de una editorial, por crowdfunding u ofreciendo un anticipo y vendiendo suscripciones a su novela por entregas. Esto ya se hace, pero es aún raro y tiene limitaciones: por ahora solo funciona para literatura de género (rosa, terror, autoayuda…), que tiene lectores fieles y ávidos.
Tampoco es imprescindible ya una editorial para diseñar y producir: puede hacerlo el mismo autor o alguien que él contrate con los programas informáticos actuales, o el sistema CreateSpace de Amazon. La promoción de los libros autoeditados se hace mediante la misma tienda virtual y en Internet, redes sociales incluidas.
A la vista de la tendencia al “desempaquetado”, dice Markus Dohle, director general de Penguin Ramdom House: “Los editores solo serán relevantes si demuestran a los autores que pueden llevar sus obras a más lectores que nadie”.
Por Rafael Serrano - www.aceprensa.com